Mi cuenta
    Shirley
    Críticas
    3,5
    Buena
    Shirley

    Confusa, aunque bien actuada

    por Iván Romero

    Josephine Decker, cineasta británica conocida por trabajos como Thou Wast Mild and Lovely o recientemente con el laureado thriller independiente Madeline's Madeline, le da una buena revolcada al género del biopic, llevando a la pantalla grande un fragmento de vida de la escritora Shirley Jackson con la película Shirley, protagonizado por la estupenda actriz Elisabeth Moss y producida ni más ni menos que por el genio Martin Scorsese. En Shirley, la realidad y la ficción se mezclan como si fuera la mente de la escritora la que estuviera decidiendo cómo contar su vida. ¿Las cosas pasaron o no? Eso es algo que Decker hábilmente teje a lo largo de sus casi dos horas de duración.

    La narrativa de Shirley no es convencional y eso es un riesgo y acierto para Decker, pero a todo esto: ¿quién era Shirley Jackson? Ella fue novelista de terror estadounidense bastante popular en la década de los 70, aclamada por la crítica y que varios años después escritores como Stephen King (el maestro del terror) se declaró heredero en muchos sentidos de lo que Jackson escribía. Fue toda una inspiración gracias a su trabajo como escritora. Su mayor éxito: La maldición de Hill House, que hace poco el cineasta de horror: Mike Flanagan (Doctor Sueño) adaptó al formato de serie para Netflix. Seis novelas, más de 100 relatos y hasta cuentos infantiles crearon la leyenda de Shirley Jackson que ahora cobra vida en una historia llena de ambigüedades, como muchos de sus trabajos.

    Esto no lo menciono peyorativamente, ya que es parte de la magia de Shirley (Moss), quien en la película encuentra finalmente la inspiración para volver a escribir su siguiente libro gracias a una pareja de jóvenes recién casados, que tanto ella como su marido (Michael Stuhlbarg) acogen en su casa. Los enamorados son interpretados por Logan Lerman y Odessa Young, quien, por cierto, se pone al tú por tú con Moss, llegando incluso a robarle atención en varios momentos del filme. El personaje de Young empieza a motivar a Shirley de cierta manera y, aunque la palabra musa podría quedar grande, es un respiro para la escritora, a pesar de que el vínculo con la joven poco a poco la lleva a confundir la realidad con la ensoñación.

    Elisabeth Moss no tiene nada que demostrar a estas alturas gracias a su impresionante carrera en la televisión. En Shirley se transforma en la escritora, adoptando sus modismos, forma de caminar, imparable adicción al cigarro y sobrepeso que en la vida real llevó a la escritora a la muerte con sólo 48 años. La crítica especializada augura para Moss una nominación al Oscar por su interpretación, pero quizá las metáforas de Decker en el relato y el extraño enloquecimiento de su protagonista que, aunque resulta fascinante, los puristas de la Academia probablemente no estén tan convencidos de contemplarla por tan escandaloso retrato.

    Su camino desde el pasado Festival Internacional de Cine Sundance hasta su llegada al Festival Internacional de Cine de Los Cabos recientemente ha convencido a público y crítica. El biopic no sólo indaga en la creatividad del artista y el encuentro con la inspiración para el progreso de su trabajo, también habla del matrimonio, de la relación de pareja, la infidelidad y sumisión por las cuales Shirley navega por su marido. Ninguno es héroe de la historia, ni siquiera Shirley, son seres tóxicos y arrogantes y, aunque de pronto padece un tanto de ritmo y de tener una atmósfera sofocante (al igual que su protagonista), la mayor fortaleza de Shirley recae en las actuaciones de Moss y su elenco de soporte, así como en los detalles de su ambientación.

    Irónicamente las debilidades se encuentran en la narración, la cual peca de confusa y arrastra varias contradicciones que hacen que nunca explote realmente, como quizá se espera, aunque tampoco es algo grave y el filme ha encontrado su nicho. Lo cierto es que Josephine Decker le regala un gran personaje a Elisabeth Moss y ella, como siempre, lo teje y transforma como la grande artista que es.

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