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    Ema
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Ema

    La poética danza del dolor

    por Uriel Linares

    De la misma manera que una hoja danza mientras cae lenta e inevitablemente después de desprender su cuerpo del árbol que la sostenía es como la nueva cinta del cineasta chileno, Pablo Larraín, muestra la pasional vida de Ema y nos recuerda que el sufrimiento es lento e ineludible cuando se está entre el dolor y el llanto; el temor y el amor, esta es la vida a colores de Ema.

    La cinta protagonizada por Mariana Di GirolamoGael García Bernal sigue de cerca a un joven matrimonio que comparte su profesión en la danza; ella es bailarina y él un renombrado coreógrafo. Su amor es puesto a prueba después de tener un fallido intento de adopción, es aquí donde sus sentimientos comienzan a descarrilarse y el fuego que llevan dentro les cambiará por completo su perspectiva de vida en un mundo lleno de dolor y danza.

    Una de las principales características que bien describen a la película por completo es su destacada apuesta visual repleta de intensos colores que acompañan los sentimientos de sus protagonistas en todo momento. Nada es claroscuro en la vida de Ema, esto mismo se muestra con la paleta de colores que vibran en cada pulgada de la pantalla, desde las luces de las calles, las paredes de las habitaciones y los vestuarios de sus personajes.

    Esto por sí solo es un atrevimiento al que el propio Larraín no había llegado en trabajos previos, razón que nos muestra la preocupación del cineasta por experimentar nuevas sensaciones en sus trabajos fílmicos. Cine de fórmula, no. Esta expresividad podría ser vista como colores danzantes que también sufren y sonríen, pero no, son personajes con brillantes y llamativos atuendos.

    La creación de una atmósfera idónea para contar una historia en la pantalla grande no siempre se consigue de la mejor manera, pero en esta ocasión el arco dramático es acompañado de suaves melodías de cuerdas, no todo son beats tan coloridos como el tráiler de la cinta podría sugerir y esto termina por crear una mayor propuesta artística que sin duda coloca a la película entre distintos géneros cinematográficos; no sólo es un drama, tampoco algo apegado al musical por tantos y tan variados bailes, mucho menos una rebuscada apuesta reflexiva lenta y exasperante.

    Y para para ello la mano de Larraín se extiende para mantener el interés a flote con un ligero y sofisticado nivel de intriga, al menos uno real que gira entorno a una joven pareja que nunca supo cómo apegarse a la idea de cuidar a un niño y miles de sentimientos se encargar de carcomerlos en su interior. Y como siempre la vida se encarga de complicar nuestras vidas y la de los demás, es aquí donde las interpretaciones de Mariana Di Girolamo y Gael García Bernal tienen la valía de entretejer un drama creíble que sube y baja al ritmo de una pasional coreografía.

    Este par de muestra de su entrega y química actoral en distintos y álgidos momentos donde puede percibirse la experiencia de Gael para extender emotivamente algunas situaciones que por su complejidad de fondo bien podrían haber perdido su intención, pero el mexicano con cortas, pero notables intervenciones es como le da forma al contrapeso de la protagonista. Aquí nadie es bueno ni malo, todos los personajes mantienen su esencia humana y eso los vuelve apreciables. 

    Por otra parte Mariana es dueña de una templanza actoral que hoy día pocas intérpretes pueden presumir, a veces un simple gesto facial o entonación son suficientes para dejar claro el nivel emocional de Ema. En los pequeños detalles siempre se vislumbra una cálida y reconfortante entrega.

    Sin dejar de mencionar que su talento para el baile es notable y en ocasiones adictivo por ver en la pantalla; este elemento es empleado como medio de expresión y recurso narrativo y no precisamente como el camino prinicpla por el que la película se desarrollará. Sin duda son capas de construcción de personaje que al colocar una sobre la otra vuelven a Ema en una chica que roba tu interés por descubrir su verdadera identidad y perspectiva de la vida. Mientras todos los personajes explotan a su alrededor, ella le baila a la vida.

    Y en el fondo, allá donde pocos miran se asoma un discurso social que busca darle voz a toda una generación que creció sin barreras a su alrededor y la liberación creativa, emocional y sexual son la mecha que los lleva de puerto en puerto. Sin reproches vagos, la cinta busca hacerle frente al sistema del orden que tanto atañe a los jóvenes en todas partes del mundo; el baile y los colores dan muestra de ello, ninguna figura de autoridad tiene el peso suficiente para hacerle frente a Ema y a toda la generación que yace en ella.

    Ema es una cinta con un panorama claro, se es fiel a su historia que explora los sentimientos de una joven y no busca abordar cientos de discursos para complicar innecesariamente la historia. Es dentro de su simpleza donde surgen los aciertos y elementos atractivos de la película.

    Por supuesto mantiene un ritmo distinto al cine comercial, pero se mantiene al margen del cine independiente que en muchas ocasiones da pases atrevidos con narrativas inusuales. Y en este caso al ser una apuesta en extremo clara, es funcional, además es acompañada de destacadas interpretaciones y una atractiva apuesta visual que será digna de reconocimientos en un futuro.

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