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    Loco fin de semana
    Críticas
    2,5
    Regular
    Loco fin de semana

    Una comedia de humor negro para todos los fiesteros

    por Iván Romero

    Fede (Christian Vázquez), Memo (Oswaldo Zárate) y Carlos (Juan Pablo Castañeda) son amigos de muchos años. A Fede lo acaba de cortar su novia y se encuentra sumido en depresión. La solución de sus dos camaradas para sacarlo de la miseria es salir un fin de semana para conocer mujeres, quizá enamorarse y que pueda olvidar lo que pasó, pero un imprevisto hace que sus planes no salgan como pensaban.

    Kristoff Raczynski debutó como escritor junto con Tony Dalton en aquel éxito del 2004 llamado Matando cabos. Ahora regresa con otra comedia de situaciones, pero como guionista, productor y director. La idea del filme nació en la mente del comunicador como una especie de protesta para demostrarle a la industria mexicana que las películas producidas actualmente no cuestan los fideicomisos que el FIDECINE les otorga y su tiempo de rodaje puede ser mucho menor del común. La película fue rodada en 15 días y está basada en las experiencias de cuando el ahora director era más joven. De hecho, los tres protagonistas resultan ser su alter ego en distintas etapas.

    El mayor problema de Loco fin de semana son las actuaciones. Christian Vázquez “El Charrito” es un buen actor, lo ha demostrado en filmes como Tlatelolco, verano del 68 o la taquillera Mirreyes contra Godínez, con una vena cómica muy especial. Aquí tiene apatía al emitir sus diálogos, se mueve con flojera y ese encanto que le caracteriza se esfuma y lo mismo pasa con sus coprotagonistas. No existe esa química de camaradería que es fundamental para el relato y esto, desafortunadamente, aparte de ser culpa del guion, es del director.

    Ahora bien, el libreto está lleno de clichés, es gratuito, incómodo y se siente anecdótico, cual si fuera una sitcom de televisión estadounidense. Pero regresando un poco a lo mismo, hay falta de timing entre los actores, los chistes no funcionan, les falta naturalidad al momento de decir sus líneas. Dentro de todo esto, hay algo interesante y es la razón del porqué el comunicador escogió hacer esta película. Para ser su primera vez muestra conocimiento en la cámara y de montaje hasta cierto punto y el producto final no es muy distinto de muchas comedias románticas mexicanas recién estrenadas.

    Loco fin de semana no se lleva el título de la peor película mexicana de la historia, ya que hay muchas otras que ya lo tienen y que costaron más que esta producción, así que Kristoff sí logró demostrar algo muy importante: muchas veces no se necesita de presupuestos millonarios, sino de talento y vocación para el oficio. Al final nos preguntamos, ¿de haber tenido mayor tiempo y presupuesto quizá hubiera sido una mejor comedia? No lo sabremos, pero consiguió cuestionar a nuestra tan maltratada industria cinematográfica.

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