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    El cuento de las comadrejas
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El cuento de las comadrejas

    Una divertida comedia negra sostenida por sus filosos diálogos

    por Andrea Tarrab

    Una actriz de pasadas glorias, un director sin estudio, un guionista frustrado y un actor paralítico viviendo en la misma casa. El Cuento de las comadrejas presenta la historia de Mara Ordaz (Graciela Borges), una Norman Desmond del cine argentino que anhela regresar a los momentos de su máximo fulgor. Mara vive en su santuario, un cuarto oscuro con posters y cintas de sus clásicos rodando una y otra vez. Norberto (Oscar Martinez), el exdirector, caza ratas y comadrejas como si fueran las pestes de su vida; Martín (Marcos Mundstock) el exguionista, se relaja en la comodidad de su casa ; y Pedro (Luis Brandoni), exactor y esposo de Mara, pinta paisajes creyendo en lo que le pueda dar su poco talento. Con sólo una secuencia introductoria, Campanella logra desnudar a los cuatro artistas tal y como son, y tal como serán por el resto de la película. 

    Los adultos mayores viven en una derruida mansión en las afueras de Buenos Aires y demuestran su amor con groserías, desprecio, cinismo y humor seco. Como si fuera una coincidencia, una joven pareja (Clara Lago y Nicolás Francella) hace una inesperada parada y toman provecho de la falta de atención que los hombres dan a Mara. Aquel inusual trío estarán dispuestos a hacer todo lo posible para impedir que esta pareja alboroten la cómoda vida que viven. 

    La cinta se sostiene gracias a un ingenioso guión lleno de chistes meta –coescrito por el mismo Campanella– referencias del quehacer cinematográfico e historia del cine argentino. Basada en Los muchachos de antes no usaban arsénico de 1976 los curiosos personajes gozan de una lengua certera en la que para toda llave hay una contrallave. Los diálogos, ejecutados por estas celebridades (dentro y fuera de la cinta), son el principal atractivo de esta inteligente y rítmica comedia negra. Han formado a entrañables personajes, con muchas frustraciones y asmilación de mejores épocas, pero que es un placer verlos en acción cuando se sienten amenazados. A lo largo de la película se tiene que reir por las revelaciones inesperadas y soluciones truculentas, incluso cuando inteligentemente se rompe la cuarta pared. Después de todo y a pesar de, esta historia nos expresa la importancia de la familia, y el sacrificio de hacer lo que se tenga que hacer por las personas que se aman, aunque no se le demuestren claramente.

    El cuento de las comadrejas cumple con retar la propia inteligencia de su mundo. Se recompensa con una comedia que se balancea con un sadismo bastante disfrutable. Campanella vuelve a ser cursi como En el hijo de la novia y obscuro como El secreto de sus ojos. Sin embargo, esta cinta con menos locaciones, menos presupuesto que aquellas quizá sólo tenga contento a los fanáticos que han seguido al director desde sus grandes éxitos. Este filme es divertido y es muestra de un oficio consolidado por parte de su realizador, pero su discurso más elevado a comparación de sus accesibles antecesoras quizá aleje al espectador ocasional en pos de una pieza que definitivamente los versados en la industria saborearán mejor. 

     

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