Lo mismo el campesino, como el agricultor y el ganadero están acostumbrados a trabajar la tierra con sus propias manos, experimentadas manos que producen la mayoría de los alimentos que llegan a la mesa, de cualquier individuo grupo, diariamente. Esos recursos que la naturaleza brinda, representan una fuente de riqueza, sin embargo, siempre ha existido, ahora más evidente, una brecha con la cultura y tradiciones del campo, en contra de la ciudad. Tradiciones que hablan del mismo pueblo y raza, que hablan de la memoria histórica y la diversidad cultural de cada país. Desde la profundidad rural de México, el trabajo del campo, en sus milpas vastas y variadas, sirve para revalorar la relación entre el cuerpo y el espíritu, conjugando una celebración sobre la multiculturalidad.