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    Alguien en algún lugar
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Alguien en algún lugar

    El amor sí está a la vuelta de la esquina

    por Tamara Cuevas

    Según un estudio realizado en el 2018 por Philipp Hergovich y Josué Ortega, matemáticos de la Universidad de Viena y Essex, respectivamente, las parejas que se conocían en Tinder tenían mayores probabilidades de éxito en su relación.

    Los matemáticos afirmaron que la manera de conocer a nuestra media naranja (si tal cosa existe) había sido alterada con la llegada de la tecnología: si la generación de nuestros abuelos se conoció en la iglesia y la de nuestros papás en la preparatoria, nosotros lo hacemos gracias a un match en Tinder. Cédric Klapisch, director de Alguien en algún lugar está completamente en desacuerdo con esto y asegura que ninguna conexión real surge de las aplicaciones que la modernidad les ha proporcionado a personas que cada vez se comprometen menos.

    En Alguien en algún lugar conocemos a Mélanie (François Civil) y Remy (Ana Girardot), dos treintañeros con vidas monótonas a quienes une el mismo padecimiento: un trastorno depresivo. Para el espectador sus historias están conectadas en un montón de formas, el mismo barrio, el gato perdido, el gusto por el baile y el descubrimiento de los beneficios de la terapia psicológica, aunque ninguno de ellos lo sabe aún. La historia sigue a ambos personajes, e incluso los vemos caminar uno detrás del otro por las calles de París, convirtiéndonos en una clase de dios omnipotente que sabe dónde está la media naranja del otro.

    El mensaje de Alguien en algún lugar es valioso y, hasta cierto punto, suena como algo que dirían las abuelas: el amor está a la vuelta de la esquina. Pero antes de que eso pase, Mélanie y Remy deberán soltar el bagaje emocional que llevan cargando por años para que, entonces, las piezas encajen. Si bien Klapisch toma su distancia de la narrativa cursi, la cinta tiene momentos que podrían formar parte de una comedia romántica con el fin de resignificar la conexión que sus personajes tendrían si tan solo se conocieran. Klapisch logra mantener el interés en ambas historias y nos hace anhelar el encuentro de Mélanie y Remy todo el tiempo.

    Alguien en algún lugar es una cinta que tiene una verdad absoluta y una declaración de principios del director, aquella en la que Tinder y las aplicaciones para conseguir pareja no funcionan ni tienen algún estilo de validez emocional, según él. Sin duda Klapisch batallará para defender su teoría ante 50 millones de personas que están dados de alta en alguna de las apps de citas por internet que existen en este momento y que, contrario a su teoría, han conseguido la relación que soñaron.

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