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    La última vida de Simon
    Críticas
    2,5
    Regular
    La última vida de Simon

    Los superpoderes en tiempos de amor adolescente

    por Cristina Ibañez

    Siempre es la misma fórmula cuando se trata de superpoderes en pantalla grande: un personaje adquiere sorprendentes habilidades y en seguida se transforma en el heroe que salvará al mundo. No obstante, el cine francés está apostando por el realismo modesto, pues a través de historias como La útlima vida de Simón de Leo Karmann, un niño de 8 años con la capacidad de transformarse en cualquier persona que toca, nos adentramos en una crónica de amor adolescente en medio de sutil una atmósfera de fantasía.

    Simon, quien fue abandonado al nacer en la puerta de un orfanato, pasa sus días anhelando que alguien lo adopte, hasta que conoce a Tomás y Madeleine, un par de hermanos que lo acogen como otro miembro de su familia. El introvertido huérfano es feliz estando en contacto con un entorno familiar, por lo que decide confesarle a sus nuevos amigos su más oscuro secreto: puede transformarse en cualquier otra persona con tan solo tocarla.

    Durante los primeros minutos, la simplicidad del guion provoca que la trama no logre aterrizar, pero cuando el protagonista expone su "superpoder" la narrativa nos revela una atmósfera de drama policiaco y fantasía que se desarrolla en paralelo a un amor adolescente imposible, pues cuando en una escapada al bosque el personaje de Thomas sufre un accidente, Simon decide transformarse en él y ocupar su lugar, aunque esto signifique que su amor por Madeleine será imposible.

    Los imprevistos de la historia, lejos de convertirse en interesantes giros de tuerca, adquieren dimensiones completamente ajenas al género de superhéroes, pues aunque el director decidió retratar de forma realista a un personaje con superpoderes, la trama se desvía por completo cuando los enredos amorosos cobran más importancia que las habilidades del protagonista.

    La simplicidad abunda en las actuaciones y efectos especiales -solamente en la escena en donde Simón revela sus poderes se aprecia con detalle esta interesante habilidad-, pues en las demás secuencias, el director sutituye los efectos visuales por los movimientos de cámara, los cuales apoyan a las distintas transformaciones del personaje estelar.

    La última vida de Simón cuestiona la existencia del otro y te sumerge en un viaje de autodescurbrimiento, no obstante, esta intriga se desvía por otros temas subyacentes, provocando que la trama explore demasiadas problemáticas como la falta de autenticidad en los jóvenes, las peripecias de los superpoderes en el mundo real y los vínculos biológicos.

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