En el documental español Zaniki, dirigido por Gabriel Velázquez, conocemos a Zaniki, un pequeño de ocho años, que admira mucho a su abuelo, Eusebio Mayalde, un reconocido chamán que ha mantenido sus creencias y rituales intactos al pasar de los años, los cambios y la invasión a su territorio. Eusebio parece salido de una novela de fantasía, es un hombre que aúlla como los lobos en las noches de luna llena, canta, baila y hace música con cualquier utensilio a la mano, sean cucharas, sartenes, bancos. Su actitud ante la vida hace que el día a día sea un espectáculo constante. Zaniki, siendo un niño curioso, absorbe todas sus acciones, emocionado y como un juego, pero Eusebio también siente que debe enseñarle cosas que en la escuela no le enseñaran: su conexión, como humano, con la naturaleza, la necesidad de experimentar sus tradiciones y antepasados desde el interior de su corazón, por lo que decide realizar una especie de viaje de iniciación, hacia lo más alto de una meseta cercana, para compartir e instruirle sobre los ritos más ancestrales de su tierra.