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    El Camino: Una película de Breaking Bad
    Críticas
    2,5
    Regular
    El Camino: Una película de Breaking Bad

    La redención de Jesse Pinkman

    por Octavio Alfaro

    Fueron seis años los que tuvieron que pasar desde el final de Breaking Bad para que una continuación viera la luz. Desde que se anunció oficialmente la creación de El Camino: Una película de Breaking Bad la expectativa ha ido al alza por saber lo que ocurrió con Jesse Pinkman (Aaron Paul) tras escapar del cautiverio gracias a Walter White (Bryan Cranston) y un repentino impulso por redimirse de sus actos.

    La cinta es un fan service que contiene muchas referencias hacia el pasado por lo que es fácil conectar con ella prácticamente desde el comienzo, ayudado también porque transcurrieron apenas unos segundos entre el final de la serie y el comienzo de la película. No obstante, la historia que rodea a Pinkman no es la más espectacular y, aunque tiene esencia de su antecesora (en gran parte porque el creador de la producción, Vince Gilligan se encargó del dirigir y escribir este proyecto), no logra despegar del todo.

    Con brincos inéditos hacia el pasado, que complementan las acciones del presente de Jesse, buscan redondear la historia de un personaje con estrés postraumático que anhela nuevamente una salida definitiva del mundo de las drogas en el que decidió meterse mucho antes de conocer a Walter. Es así que con la policía y la ciudad buscándolo en cada rincón de la ciudad, Pinkman quiere la redención personal, sin anhelar nada más que paz interna.

    El problema es que el arranque de la cinta rumbo al clímax no es lo suficientemente fuerte como para sostener entretenimiento puro y sin aburrimiento. Esto se debe en parte a que pecan de regresar al pasado para justificar el presente e indagar en más cosas sobre el personaje. Cuando estamos en la actualidad añoras las cosas que Jesse ha perdido, sembrando un ambiente desolador y hasta un tanto desapegado, como si la vida contemporánea del personaje en realidad no importara mucho.

    No cabe duda de que Aaron Paul sigue compaginado con el personaje (el más importante de su carrera, al menos hasta ahora) y mantiene un nivel interpretativo alto, pero sin la compañía de otros personajes, Jesse se desvirtúa y parece desalineado con la historia. Quizá no era necesario cerrar su arco dramático y dejarlo en la locura del escape era el mejor final (aunque nos dejara intrigados), pero bueno, El Camino: Una película de Breaking Bad sigue flotando gracias a su éxito del pasado, pero ya no deben explotar más esta idea original para evitar que se vuelva un producto más del montón y pierda el valor que los años le han otorgado.

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