Fue la cinta ganadora del Gran Premio del Jurado, en el Festival de Cine de Sundance, de 2019.
La idea de la cinta surgió luego de la ejecución de Troy Davis, un hombre de Georgia que mantuvo, durante 20 años, su argumento de ser inocente y cuyos argumentos habían convencido a diferentes personalidades en el mundo, incluidos el ex presidente Jimmy Carter. La directora revela su sentir al respecto: “Desde la mañana posterior a la ejecución de Troy Davis, me pregunté si muchos de nosotros estábamos navegando por estas complejas emociones que rodean su ejecución: frustración, ira, tristeza, ¿cómo debe ser la vida para las personas cuyos medios de vida están vinculados a la vida humana? Supe en ese momento que quería explorar las complejidades emocionales y psicológicas del personal de la prisión”.
Segunda colaboración entre los actores Michael O’Neill y Richard Schiff, luego de su trabajo juntos en la serie The West Wing.
Sobre la pena de muerte, la directora reflexiona: “Hay tanta deshumanización que tiene que ocurrir para perpetuar el sistema”.
Es el segundo largometraje de la directora, de origen nigeriano, Chinonye Chukwu, luego de la cinta alaskaLand (2012), tras siete años de ausencia.