En agosto de 2000, la familia del pequeño Damiloba Taylor se mudaba a un vecindario de Londres, para buscar un tratamiento para su hija, quien padecía de severos episodios de epilepsia. Tan solo tres meses después, el 27 de noviembre, diez días antes de su cumpleaños número 11, Damiloba fue atacado por dos jóvenes, quienes le cortaron el muslo izquierdo, acertando en una arteria, que provoco que se derrumbará y se desangrará en los siguientes 30 minutos, en uno de los casos criminales, con cierta evidencia de racismo, que más cobertura y escandalo causo en el Reino Unido en los últimos años. Cornelius Walker era un niño de la misma edad de Damilola y del mismo color, además que vivía a cinco minutos de distancia, por lo que su madre, preocupada por su seguridad, se mudo de Londres a una comunidad de Essex, donde el pequeño Cornelius enfrentó todavía más racismo que el sufrido en Londres. En el cortometraje documental Black Sheep, el cineasta Ed Perkins explora la historia de Cornelius, quien, para evitar ser humillado por el grupo racista, decidió unirse a ellos y a su espiral criminal en ascenso.