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    A todos los chicos: Para siempre
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    A todos los chicos: Para siempre

    Un para siempre no es suficiente

    por Cristina Ibañez

    La encantadora premisa de una adolescente que escribe cartas a todos los chicos de los que se enamora ha quedado en el olvido, pues aunque la misma Lara Jean reconozca que las cartas de amor pueden moverse a través de la más amplia gama de emociones, en esta tercera entrega, A todos los chicos: Para siempre, el drama y la emoción son inexistentes. 

    La primera película logró llenar el vacío en Hollywood de las comedias románticas por su refrescante premisa en donde la protagonista, interpretada por Lana Condor, escribe cartas románticas sin propósito de enviarlas pero obviamente acaban llegando a sus destinatarios. Pero, aunque en esta tercera entrega el futuro de los personajes es incierto, la trama es insípida y muy poco emocionante. 

    Lara Jean y Peter Kravinsky (Noah Centineo) planean estudiar juntos en la Universidad de Stanford pero todo cambia cuando la escuela le niega el acceso a ella, por lo que se verá obligada a buscar otras opciones. La segunda alternativa es estudiar en la Universidad de Berkeley porque el campus está a tan solo una hora de Stanford y será relativamente fácil frecuentar a su novio, sin embargo, en el viaje de fin de curso a Nueva York la protagonista se enamora de la ciudad y decide mejor estudiar en NYU. Esta decisión significa que Lara Jean tendrá que irse durante cuatro años al otro lado del país, provocando que su romántica relación se desestabilice por completo.

    La atmósfera de romance adolescente es idónea para disfrutarse en tu sofá cuando estás cansado y no quieres complicarte demasiado. Además, la estética y el diseño de producción son sumamente agradables. Pero el acierto de esta película -al igual que con sus antecesoras- obviamente no radica en el trillado romance adolescente, sino en la colorida atmósfera en la que se desarrolla la trama. Además, los protagonistas, Lara Condor y Noah Centineo, le inyectan un toque de humanidad a sus personajes y en ocasiones dejan atrás los estereotipos de las comedias románticas.

    Ahora bien, A todos los chicos: Para siempre es la menos emocionante de la trilogía y para nada revoluciona el género de la comedia. De hecho, la historia no es algo que no hayamos visto antes y es demasiado empalagosa e idealista. Además, se queda a una raya de caer en el mensaje feminsita forzado y poco queda del refrescante romance entre Lara Jean y Peter Kravinsky. 

    La tercera adaptación de la obra escrita por Jenny Han no tiene elementos narrativos novedosos y lo único que se disfruta es ver a los protagonistas en distintas locaciones como Seuol o Nueva York. Pero debo confesar que A todos los chicos: Para siempre te deja con ganas de conocer más sobre el futuro de los personajes y además se experimenta una sensación de haber aprendido a querer a los personajes. Es una buena opción para quienes disfrutan de celebrar San Valentín en casa. 

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