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    La Llorona
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    La Llorona

    Intensa e indispensable para los seguidores de las historias de fantasmas

    por Iván Romero

    El cine latinoamericano se encuentra respirando de una manera como nunca se había visto, en parte gracias al internet, a las redes sociales y a los servicios de streaming, porque se ha convertido en de puntas de lanza para que películas que antes no sabíamos de su existencia ahora sean conocidas y para que autores que batallaban para conseguir una distribución para sus proyectos, ahora llegan a estos lugares digitales que están al alcance del mundo, aunque esto signifique no estrenar en los cines.

    La Llorona es una película guatemalteca que ha sido aclamada y probable contendiente a la nominación al Oscar como Mejor película internacional en la próxima edición, ya inició su camino digital en algunos lugares del mundo, pero desde el 2019 comenzó su corrida de exhibiciones en el Festival Internacional de Cine de Venecia. La cinta de horror de Jayro Bustamante (Temblores) no ha dejado de llamar la atención y siguió su paso por el mundo a través de certámenes fílmicos en Toronto, Berlón, Toulouse y finalmente Guadalajara el pasado noviembre. Enlistar los reconocimientos que ha recibido sería minimizar lo que realmente es importante y es el gran aporte que le da al género, al cine guatemalteco y la industria cinematográfica latinoamericana.

    La Llorona se centra en Enrique Monteverde (Julio Díaz) un general retirado responsable de un genocidio realizado en un conflicto armado en Guatemala 30 años atrás, específicamente entre 1981 y 1983 y basado en la historia del país en aquellos años. Regresando a la ficción, Monteverde es enjuiciado, pero puesto en libertad, lo que hace que el pueblo entero se manifieste enardecido afuera de la casa del jubilado señor, donde se encuentra con su esposa, hija y nieta. El acoso empieza a generar intranquilidad en la familia y Enrique empieza a sufrir una serie de efectos secundarios por el aislamiento, entre ellos, empieza a escuchar a una mujer llorar por las noches. La familia comienza a creer que cierta demencia se está desarrollando en el patriarca, pero una nueva ama de llaves tendrá quizá la salvación para el protagonista o bien podría ser su perdición.

    La Llorona es una experiencia sensorial, un drama, un retrato político, un manifiesto social, una historia de horror y un relato de fantasmas. El director ya había demostrado con su cinta anterior, Temblores, centraba en la homofobia y las terapias de conversión, que su cine es de género, pero dentro hay cosas qué decir social y políticamente hablando. Ambas películas se encuentran disfrazadas de algo más, pero les otorga una serie de elementos cinematográficos como tensión, atmósfera y giros de tuerca que el espectador no espera y que no son el hilo negro. Jayro Bustamante sabe reinventar y este filme resulta una bocanada fresca para el género: cualquiera de los que abarque.

    Es una cinta de premios, de festivales, de nicho, de críticos de cine que enlistan títulos desconocidos para espectadores que gozan de esto, pero también del interés de quienes no confían en este cine. Entraría en el llamado “cine de arte” y a la vez rosa levemente el mainstream debido a la destreza y habilidad que Bustamante le da a este relato. El filme es protagonizado por María Mercedes Coroy, Sabrina de la Hoz, Margarita Kenéfic y Julio Díaz, además de contar con duración de 97 minutos.

    En los aspectos técnicos de La Llorona, el uso del sonido, como en cualquiera cinta de suspenso, es otra de las herramientas que el cineasta guatemalteco utiliza para generar tensión y confusión en el espectador. Creemos escuchar algo, al igual que el General Monteverde, pero quizá solo está en su imaginación. La fotografía sobria le suma a la atmósfera de encierro que los protagonistas viven. Bustamante honra el mito que todos conocemos sobre “La Llorona”, dándole más lecturas de las que esperábamos, pero en todo momento es fiel a la leyenda, aunque claro, sin efectismos baratos como los que Hollywood en los últimos años ha manufacturado. Un filme intenso e indispensable de ver para los seguidores de las historias de fantasmas.

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