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    Noches de Julio
    Críticas
    3,5
    Buena
    Noches de Julio

    Un íntimo retrato de la soledad

    por Iván Romero

    Las maneras de conectarnos con los demás cada vez parecen más limitadas; una tremenda paradoja viviendo en una época en la cual tenemos un sinfín de herramientas para comunicarnos. ¿Realmente queremos estar solos? Entonces ¿por qué seguimos observando al mundo entero con terquedad? Parece que así nos encontramos más cómodos, estando lejos de la gente, provocándonos una seguridad de lo que quizá no queremos salir. Este discurso sobre ha sido tocado muchas veces en el cine, pero resulta oportuno y Noches de Julio, la ópera prima del director mexicano Axel Muñoz Barba, lo aborda con una sutileza muy particular.

    Julio (Hoze Meléndez) trabaja en una tintorería. Gana poco y sus habilidades sociales no son las mejores, ya ni hablar de la relación con sus padres: desgastada y poco reconfortante. Pero al parecer si tiene una pasión y es el observar a los extraños, seguirlos, de pronto meterse a sus casas para respirar el mismo aire que ellos y así conocerlos mediante sus objetos, su ropa, sin el más minino interés de intercambiar unas palabras. De pronto conoce a Mara (Florencia Ríos), una chica introvertida y con la que tiene más en común de lo que cree.

    Axel Muñoz Barba no es un desconocido en la industria, tiene una larga carrera como sonidista en películas como Perfectos desconocidos, Nuestro tiempo, Un monstruo de mil cabezas, por mencionar algunas. Ahora se pone detrás de la cámara echando mano de su experiencia para contarnos esta historia íntima en la que hay valores técnicos que hacen que fluya la narrativa de una manera autentica.

    El universo de Julio es cerrado, incluso su vestimenta es del mismo color, ya que nunca repara en su aspecto, pero si en el de los demás. Cada casa que recorre tiene sus sonidos y colores, lo cual, si el espectador observa fijamente, notará que el cambio de iluminación y el sutil detalle de enfocar los objetos de los extraños a los que visita es la herramienta perfecta que Axel nos da para comprender qué es lo que siente este hombre mientras deambula como si fuera un fantasma: silencioso y un tanto amenazador.

    Mara, su contraparte, sirve como complemento para decirle a Julio que no está solo y entonces ambos entran en un juego en el cual la imaginación toma un lugar importante entre los dos y nos invita a decidir si lo que está ocurriendo es real o no.

    Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, Axel le imprime un sello muy particular al filme, lo que podría significar su distintivo para una prometedora carrera como cineasta. Eso también es algo que se le agradece al director, si bien su relato no es del todo novedoso, sí se siente personal y a la vez es un discurso para la sociedad, mostrando su sensibilidad por el entorno y su impaciente necesidad de contar historias de seres humanos, sin juzgarlos, por más cuestionables que sean sus decisiones.

    Un filme pequeño, pero que vale la pena ponerle atención, ya que habla sobre las relaciones humanas, poniendo el dedo en nuestro fanatismo diario de estar viendo las vidas de los demás, a pesar de que la narrativa de Noches de Julio se abstiene hábilmente de utilizar aparatos electrónicos, para que con esto nos caiga la piedra y abramos poquito los ojos.

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