Anastasiya Miroshnichenko explora en este documental la difícil vida de un grupo de internas de una prisión bielorrusa. 11 mujeres se han ofrecido a montar una obra teatral mientras son entrevistadas para saber más de su historia y cómo la cárcel ha transformado sus vidas o las de sus familiares, principalmente las de sus hijos. Desde el punto de vista de mujeres que son hijas, esposas o madres, la directora interpone una visión que las convierte en algo más que criminales: en personas con una voz y sentimientos, que viven día a día con las decisiones que las llevaron a estar tras las rejas. Además, se utilizan fragmentos de cintas de vigilancia para mostrar el control que se aplica sobre ellas dentro del lugar pero también fotogramas de cómo se desenvuelven en escena, en un intento de sobrellevar su situación y lograr equilibrar todas las emociones que resultan de vivir bajo el estigma de delinquir.