Tan solo una hora después de la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, una publicación en línea se extendía veloz y furiosamente, que dio lugar a una marcha que movilizó a millones de mujeres en Washington. Era el inicio de una lucha sin cuartel contra las conocidas ideologías misóginas del presidente, pero también sumaba una serie de causas sociales por las que muchas personas habían luchado por años y que, con la elección, parecían destinadas a ser aplastadas desde las oficinas del gobierno. Una de las mayores impulsoras fue Tamika Mallory, una de las cuatro presidentas nacionales de la Marcha de Mujeres, cuyo historial de activismo sobre la regulación de armas y los derechos de minorías fue fundamental para garantizar que la marcha fuera más que un simple desfile de mujeres blancas de los suburbios. También lo fue Erika Andiola, una conocida activista por los derechos de los inmigrantes, una “dreamer” que llegó desde México a los 11 años. En el documental This Is Personal, la cineasta Amy Berg (Janis: Chica azul), sigue la historia de las dos activistas y su camino para fortalecer a un movimiento que se mantuvo presente, crítico y valiente ante un gobierno deseoso de silenciar todas las voces que no le apoyaban.