Periodista de profesión, especializado en la justicia social, el keniano Boniface Mwangi, conocido como Softie, fue testigo de varias atrocidades en su carrera. Pero uno lo marcó de manera definitiva, la cobertura de la violencia sucedida después de las elecciones de Kenia, en 2007. Los eventos que tuvo que cubrir lo llevaron a estrés postraumático y depresión severa, derivada de la impotencia y frustración que le generó ver a los políticos responsables permanecer impunes. Tratando de reponerse, Softie empezó a correr, con disciplina, descubriendo que la actividad le brindaba un punto de vista optimista. Lo siguiente que decidió fue postularse para un cargo en la elección regional que se avecinaba. En el documental Softie, dirigido por Sam Soko, el cineasta explora el camino que debe recorrer, tratando de llevar a cabo una campaña limpia honesta en contra de sus oponentes corruptos y poniendo en riesgo a su propia familia.