Crítica de SensaCine.com.mx para Todo lo invisible: Oportunidades perdidas, incluido el tiempo al ver este filme

La cineasta mexicana Mariana Chenillo fue una de las apuestas más interesantes en cuanto a directoras nacionales  hace más de una década. Sus trabajos, entre algunos cortos, llamaron la atención por dirigir la popular serie mexicana Soy tu fan; la serie de Netflix Club de cuervos y Aquí en la Tierra del canal Fox. En el cine estuvo detrás de películas como Cinco días sin Nora y Paraíso. La primera obtuvo 11 nominaciones al Premio Ariel ganando seis de ellas entre las cuales destaca Mejor película y Mejor guion.

Esto puso a Chenillo a la vista de la industria. Ambas cintas navegaron entre los cines independientes y tocaban de pronto un poco lo mainstream, aunque ninguna fue realmente un éxito en taquilla, si fueron filmes de festival. Ahora, tras su paso en la televisión, llega con un nuevo largometraje titulado Todo lo Invisible protagonizado por Bárbara Mori, José María de Tavira, Daniela Schmidt y Ari Brickman, quien aparte funge como escritor de la misma, al lado de Chenillo.

La historia sigue la vida de Jonas (Ari Brickman), un padre de familia quien tras un inesperado accidente automovilístico pierde la vista. La posibilidad de recuperarla se mantiene, pero antes de saber el diagnóstico final, la dinámica familiar empieza a cambiar, su esposa Amanda (Bárbara Mori), así como sus dos hijas lo comprenden, pero se encuentran confundidas respecto a cómo comunicarse en su nueva realidad. Y por otro lado, Jonás inicia una batalla con la agencia del coche donde tuvo el percance, ya que le exige una indemnización. Ahí entra Saúl (José María de Tavira), un viejo amigo y abogado, que intentará ayudarlo, aunque Jonás se perderá un poco en su proceso de adaptación.

Al igual que Paraíso, el cual formó parte de la Selección Oficial del 11° Festival Internacional de Cine de Morelia; esta nueva producción fue parte de la edición 2020, la cual se caracterizó por ser híbrida debido a la pandemia por COVID-19 que tanto golpeó la industria cinematográfica mundial. El filme realmente no hizo mucho ruido, pero debido a que consiguió a Cinépolis como aliado en la distribución, finalmente vió las luces de una sala de cine en todo el país. Quizá la dupla Brickman/Chenillo a la hora del guion es lo que hace que el filme sea inconsistente al igual que el protagonista.

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Toca temas importantes, como la discapacidad visual, el proceso de adaptación de alguien a una nueva manera de vivir, sin el sentido de la vista. También pone en la mesa, los conflictos corporativos de las compañías de seguros y el deslindamiento que suele ocurrir con tal de no cubrir grandes sumas de dinero a afectados.

Es un hecho que un tema como el de la ceguera lo hemos visto innumerables veces y me parece necesario que no dejen de exponerse, pero sin duda debe existir una puntualidad al contar un relato así y de la misma manera, construir personajes más sólidos. La reflexión de Todo lo invisible se diluye mientras va sucediendo la trama, es decir, la premisa aguanta la primera media hora de duración y se acaba en lo menos que pensábamos; ni el retrato familiar que pasa por esta situación, ni la cuestión legal es concreta, sino más bien agotadora en ambas partes, ya que parece que ninguna trama jala realmente para algún lado.

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El score es terrible y todo se va solucionando caprichosamente e incluso, pareciera que hubo graves problemas de montaje para los últimos actos nada tiene realmente sentido y el viaje de Jonás desaparece sin razón alguna. Hay muchas historias dentro de esta misma película que nunca convergen y que hace que Todo lo invisible termine siendo confusa y hasta ridícula con el final de la historia. Oportunidades perdidas, incluido el tiempo de uno al entrar a ver este filme.