Durante la filmación de la cinta, se ocuparon cinco cachorros zorros.
El protagonista Simon Morzé, vivió durante cuatro meses con una familia Pinzgauer y se unió a ellos para trabajar y asistir a la iglesia para aprender las tradiciones y el dialecto de la región.
El director Adrian Goiginger se basó en las increíbles anécdotas de su bisabuelo Franz Streitberger, quien sirvió como soldado durante la Segunda Guerra Mundial.