Self-Portrait es un documental dirigido por Joële Walinga, construido como un tapiz de imágenes recopiladas de cámaras de vigilancia de todo el mundo durante los últimos cuatro años, entretejidas como un poema. La cineasta aprovecha el formato para viajar de un momento a otro, desde la helada tormenta del invierno hasta el derretimiento de la primavera, el exuberante calor del verano y, finalmente, la decadencia y el enfriamiento del otoño, el amanecer del invierno, ofreciendo un vistazo sincero a la humanidad tal como ha elegido documentarse a sí misma: todas estas cámaras configuradas principalmente con fines capitalistas de protección de la propiedad, pero que producen una belleza y una verdad, un retrato incidental.