Desde que tenía 5 años y gracias a la influencia de su padre, Guillermo Vilas ya estaba interesado en el tenis y mientras que, en su infancia, todos sus amigos jugaban los fines de semana en una cancha de futbol, Guillermo practicaba por horas en el frontón. Para los once años, con un talento notable, pero a pulirse, Vilas empezó a entrenar con Felipe Locicero y poco su ascenso estuvo garantizado. Para los 18 años, se convirtió en el tenista número 1 en su país y en 1970, debuto en el panorama internacional en la Copa Davis, abandonado su carrera como abogado para dedicarse por completo al deporte. Si bien tuvo grandes temporadas entre las décadas de los años 70 y 80, Vilas alcanzó un nivel superior en 1977, cuando logro 50 triunfos seguidos, dos Grand Slam y el doble de torneos ganados por sus rivales. Sin embargo, nunca fue considerado el número 1 a nivel mundial. En el documental Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada, el cineasta Matías Gueilburt sigue la carrera del tenista y realiza su propia investigación sobre las razones por las que le fueron negadas las posiciones más altas en el deporte a nivel mundial.