Frio, calculador y meticuloso, la forma en la que The Killer presenta a su protagonista es fascinante; ya que es la misma puesta en escena la que se da el tiempo de exponer cada acción del protagonista a la hora de actuar en su trabajo, mientas una voz en off expone la personalidad de este. La película es tan lentamente detallada que puede ser desesperante; pero una vez que entendemos quién es el protagonista, la forma de su accionar y el conflicto sustentado completamente por la venganza, la trama se vuelve fascinante, sembrando la tensión en el cómo y no en el resultado final de la escena de acción. La cinematografía tan sobria que emplea David Fincher en esta película da una gran sintonía con el tono calmado del protagonista. Planos panorámicos hermosos de cada ciudad que visitamos, con una paleta de colores que le da protagonismo a cada locación y que a pesar de reiterar la misma sucesión de eventos con cada “víctima”, cada locación da juego para que cada una cree su propia identidad y sean igual de disfrutables.
Una vez que “The Killer” va por un “ajuste de cuentas” con cada persona que afectó su vida fuera del trabajo, sin importa lo más secundarios que hayan sido, la narrativa se torna muy interesante, tomando tintes de una cinta de acción más clásica, pero con el tono sofisticado que ya le conocemos a este director, y yo creo que eso es lo que hace a este personaje memorable, la forma de actuar tan histriónica y meticulosa en cada asesinato para probar su capacidad cómo asesino, y de cierta forma disfrutar cada uno, cómo lo expresó “The Expert” al enfrentarlo. Un protagonista que, a pesar de ser presentado tan estoico, conforme avanza la trama el mismo contradice su código que le hemos escuchado una y otra vez, ya que por primera vez se sumergió en una misión personal; teniendo una motivación causada por un sentimiento de impotencia.
El final de esta película me pareció muy arriesgado, ya que de cierta forma no cumple con su misión de venganza al dejar vivo al que en primer lugar dio la orden para terminar con él. Pero me parece que aún así si cierra su arco cómo personaje, ya que al dejar vivir a “The Client”, garantiza una vida tranquila no solo para él, también para Magdala, la razón por la que inició esta misión en primer lugar y por la persona que antepone su propia existencia; dando un cierre evolutivo a su personaje al dejar de pensar desde su individualismo que en cada entraña de el soñaba con eliminarlo y tomar la decisión que los beneficiaba cómo pareja; tal vez en un conflicto que se abordó muy en segundo plano. Pero aun así en la gran carga expositiva que tiene este personaje me pareció que se presentó, desarrollo y terminó de gran manera.
“The Killer” está lejos de ser de las mejores cintas de la filmografía de David Fincher, y cómo película puede pecar de ser un poco ambigua en ciertas acciones y superficial a la hora de establecer este submundo. Pero cuenta con un ritmo tan sofisticado cómo sobrio a la hora de explorar a su personaje principal del que es casi imposible no caer hipnotizado. Una exposición maravillosa del conflicto del protagonista que se antepone a la acción misma. Que se indaga más gracias a la altísima cinematografía de su creador. Una Cinta con un guion algo corto, pero con un lenguaje cinematográfico tan alto que vuelve a esta búsqueda de venganza fascinante. Una muestra del cómo lo visual puede llegar a ser tan determinante cómo un guion sólido.