A mediados de 2017, un grupo de oficiales del FBI llegaron a casa de la excontratista de la NSA, Reality Winner, para, sin leerle sus derechos, tratar de comprometerla para decir algo que pudiera incriminarla. Tenían información de una posible filtración y Winner era señalada como la responsable, por lo que, tras no conseguir mucha información, la mujer fue arrestada. Veterana de la Fuerza Área, Reality fue acusada de filtrar un documento clasificado, entonces considerado como difamación, sobre la intervención de especialistas rusos para influir sobre la elección presidencial de Donald Trump. Su arresto se debió, en buena parte, al mismo diario al que entregó la información: The Intercept, quien dio la noticia y asumió el documento como forma anónima, pero que buscó la validación del mismo, por lo que empleados del gobierno sospecharon de la culpabilidad de Winner. En el documental United States vs. Reality Winner, la cineasta Sonia Kennebeck explora la historia de una de las informantes más conocidas en los últimos años que formó parte de una división social que apenas se desarrollaba en su país.