Antes de perder por completo la vista, debido a una condición genética degenerativa y heredada, Pedro Miranda ya creía tener un poder especial. Estaba seguro que sobre el caía una poderosa maldición, con la que sus palabras y acciones podrían construir cosas hermosas o traer destrucción incomprensible. Pero al quedarse ciego, Pedro empezó a tener visiones, sueños y pesadillas vívidas, muy específicas y coloridas, que sólo él era capaz de descifrar. Como habitante de un pequeño pueblo mexicano lleno de tradiciones y creencias, Pedro empezó a buscar la manera de mostrar a otros lo que podía recordar de sus sueños y encontró dos caminos para hacerlo: a pesar de su discapacidad, se centró en el arte, la escultura y la fotografía como medio para mostrarlo. Y conoció a Iris Palau, una vidente que le ha ayudado y enseñado a identificar la energía en sus composiciones. En el documental Iluminados, el director Jorge Curioca (Soneros Son), sigue el camino que unió a dos personas en apariencia diferentes pero, en realidad, con una conexión muy especial.