Si bien deben pasar, aproximadamente, quince horas tumbadas, entre el día y la noche, las vacas también necesitan un espacio abierto para moverse con libertad y hacer sus actividades favoritas, comer, beber agua, jugar y relacionarse entre ellas. Debido a que son animales de gran tamaño, con un peso cercano a los 800 kilos, su ración de comida es abundante y su relación con el calor es habitual, causando lo que llaman estrés por calor, por lo que los ganaderos suelen implantar un sistema de ventilación natural que pueda generar una brisa agradable, además de mantenerlas constantemente hidratadas. Sin embargo, no ha existido una relación de empatía que acerque a los humanos con esos animales, por lo que la cineasta Andrea Arnold (Dulzura americana), con el documental Cow, ha seguido, a lo largo de seis años, la vida diaria de dos vacas, mostrando un retrato íntimo a dichos animales para acercarnos a ellos y para admirar y respetar la belleza y los obstáculos que enfrentan en sus vidas.