La cinta se filmó entre noviembre y diciembre de 2019, en locaciones de la Ciudad de México.
La idea tiene una pequeña conexión con la vida del director Humberto Hinojosa, quien creció con un padre ausente, formandose una imagen negativa de él durante su etapa escolar. Sin embargo, en palabras del propio Hinojosa: “… y cuando lo conocí era normal y buena onda. No es una película biográfica, aclaro, pero la anécdota me resonaba y parecía interesante, era meterla en una historia de terror donde el padre fuera peor de lo que se imaginaran los personajes, algo más monstruoso”.