A finales de 2010, algunos periódicos mexicanos informaban sobre el asesinato de un hombre conocido como El Jimmy, un sicario de poca monta de Tijuana, en una nota que, para la mayoría de los lectores, fue una muerte más en las trágicas guerras contra las drogas en el país. Pero para el joven y cineastas Gian Cassini, no era un caso cualquiera, dado que El Jimmy era su padre, a quien conocía y con quien convivió muy poco. En el documental Comala, Cassina funciona como una especie de investigador privado, que intenta resolver los misterios de la vida y muerte de su padre, en una búsqueda que cubre múltiples generaciones de figuras paternas atrapadas en la violencia, recorriendo las historias de su abuelo, un hombre que lucho en la revolución de Castro y trabajo para la CIA, pasando por su medio hermano que siguió los pasos delictivos, hasta llegar a la última pareja de su padre, que puede tener información sobre el asesinato.