Por la mañana del 16 de agosto de 1988, en la pequeña ciudad alemana de Gladbeck, dos delincuentes armados y encapuchados entraron en una sucursal bancaria para obtener un botín, en una operación que parecía sencilla. Pero cuando emprendían su escape, fueron descubiertos por una patrulla cercana y regresaron al banco para tomar rehenes y empezar una negociación tensa con la policía. En esas primeras horas del atraco, una estación de radio busco la exclusiva, aludiendo al sensacionalismo de la nota y el morbo del público y muy pronto cientos de cadenas de televisión se lanzaron para cubrir el evento, sin mostrar ninguna consideración a las potenciales víctimas. El drama se extendió por días, cubriendo varios kilómetros de escape y causando bajas trágicas que pudieron evitarse. Con el documental Gladbeck: El drama de los rehenes, el director Volker Heise reflexiona sobre los sucesos y la manera en que la intervención de los medios sensacionalista entorpeció las negociaciones y las estrategias de las autoridades.