"No planeaba hacer un documental. Conocí a Sorin Lupașcu, escuché las historias que tiene de ese período, pensé que era un personaje muy interesante. El primer pensamiento fue hacer una exposición multimedia en 2017 a partir de todos estos historias y recuerdos de aquellos tiempos. Mientras estábamos montando esta exposición, la idea de convertirla en una película nació fácilmente, y así fue como terminó siendo un documental", dice la directora Iulia Rugină.