Un antiguo eje territorial a lo largo del cual se ha estructurado una parte de la ciudad. En virtud de su rango, esta vía seguirá desempeñando un papel ordenador dentro de la ciudad, es decir, el papel de una armadura moderna, convirtiéndose en el testimonio de grandes complejos y espacios que, desde mediados del siglo XIX, han articulado la ciudad en expansión y ha dado forma a sus nuevas necesidades: un hospital psiquiátrico, un cementerio, fábricas, un centro comercial, un parque de atracciones. Estos lugares rechazan la lógica de la homogeneidad urbana, imponiéndose como realidades coherentes y autónomas. En estos lugares, la disolución espacial que caracteriza a las ciudades contemporáneas se amplifica enormemente. Los límites, que son en sí mismos inciertos, se desvanecen definitivamente, por lo que cualquier acto de delimitación o atribución de relevancia se vuelve absolutamente imposible en La strada infinita.