En un terreno en una isla canaria, no muy lejos del volcán, donde abunda almendros y animales y el vino madura en barricas, tres hermanas son las herederas legales del lugar. Una de ellas, Carmen, cultiva la tierra y cuida el entorno en general, mientras que las otras dos, Elsa y Maura, han regresado para buscar una existencia más pacífica, dado que Maura no se encuentra bien de salud y depende del cuidado de Elsa. No hay ningún sostén de familia a la vista, la isla está gobernada por un matriarcado, aunque sea involuntario, dado que la mayoría de los hombres han emigrado. Las hermanas afrontan la naturaleza paradójica de su herencia, a la vez una tarea, una carga y la promesa de una existencia segura en el mundo. En el documental La hojarasca, la cineasta Macu Machín (cortometraje Burning the boats) explora, delicadamente entre la observación documental y la puesta en escena, la historia de las hermanas y el vínculo que han cargado todas sus vidas con el terreno de la isla, cuyas personas se revelan a través de imágenes y alegorías, mientras el volcán hace sentir su presencia, arrojando lava de una manera a la vez ceremonial y apocalíptica.
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