El director Raja Choudhury estuvo muy conectado con Vivekananda gracias a su padre que era un gran devoto, inspirándose de esta forma para realizar el documental.
Durante su etapa universitaria en la ciudad de Nueva York, Choudhury tuvo la increíble oportunidad de estudiar con el querido monje de la Misión Ramakrishna, Swami Adiswarananda. Esta experiencia no solo fortaleció su conexión con las enseñanzas de Vivekananda, sino que también profundizó su admiración por él.