Crítica de SensaCine.com.mx para Lady Bird: El conflicto de ser adolescente y no poder evitarlo

La adolescencia es una etapa que no tiene medios tintes: te gusta o no. Las diferentes experiencias vividas durante esos años marcan al individuo hacia el futuro y lo definen en buena parte, además de servir como antesala de la adultez, es el último grito interior por querer ser libre y no ser parte de un 'sistema'. Justo sobre esta línea camina Lady Bird. En ella, la protagonista es Lady Bird McPherson (Saoirse Ronan), una joven inquieta, ansiosa por comerse al mundo (comenzando por emigrar de su pueblo natal, Sacramento), para evitar caer en los planes que desde pequeña ha previsualizado: una rutinaria y aburrida forma de vida.

Lady Bird está en su último año de escuela antes de ir a la universidad. Entre amistades, choques con su madre, el descubrimiento de la sexualidad, la búsqueda de identidad y la exploración de sus nuevas posibilidades académicas, la joven está en la mayor encrucijada de su vida y las dudas se hacen presentes en todo paso que da. 

Este coming of age provoca que el público adulto se meta de lleno en la nostalgia por su propia adolescencia, y este paseo por el tiempo les genera una sonrisa de pillo. Para los más jóvenes funge como espejo narrador de pensamientos y acciones de esta edad, como si se tratara de una bola mágica, que adivina lo que están haciendo.

Saoirse Ronan logra crear un personaje simpático, con el que muchos se identifican. Sus toques humorísticos e inocencia crean el equilibrio ideal; toda la película descansa sobre sus hombros sin mayor dificultad. La acompañan Laurie Metcalf, como su dura e imbatible madre (aquella que nadie quiere tener a lado en un comienzo pero que a la larga le da la razón) y el actor Tracy Letts, en los zapatos de su dulce y comprensivo padre.

Lady Bird garantiza algunas carcajadas por sus ocurrencias y entretiene sin necesidad de recurrir a tramas complejas; no obstante, la falta de un componente audaz, por lo que queda la sensación de  que algo más faltó por contarse. Sin embargo, el mayor problema de Lady Bird recae en el mensaje, esa moraleja por la que es importante relatar los sucesos en un largometraje, la cual deja al espectador pensativo, satisfecho, confundido... Esta cinta carece de esto: no tiene mucho sentido relatar algo común sin agregarle un ingrediente que la vuelva especial. Deja la sensación de que algo más iba a suceder pero nunca llegó.