La cinta tuvo una producción problemática, debido a las grandes ambiciones del director y guionista Bill Forsyth, enfrentado a un presupuesto limitado. Tras mostrar un primer corte y recibir poco apoyo de la audiencia, los productores demandaron que la cinta fuera recortada, al menos por 40 minutos, además de añadir una narración y un final feliz.
Fue la cinta debut de los actores Ewan McGregor y Tony Curran.