Durante años 70, Roy Munsen fue el mejor jugador de bolos, ganó los $ 1,000 USD del campeonato Odor-Eaters Bowling y parecía tener un brillante futuro por delante. Cierto día conoció a Ernie McCracken (Bill Murray) un tipo engreído y astuto que parecía muy sofisticado. Ernie ve el gran potencial de Roy y lo utiliza en un intento por tomarle el pelo a los jugadores de bolos más duros. Molestos con Roy le amputan la mano, es así como comienza una etapa larga y difícil para Roy quien se siente perdido y se tira al olvido en una casa de huéspedes. Se las arregla como puede, ajusta un gancho a su brazo y compra una mano de goma para ponerla sobre él y usar su anillo de campeonato estatal. Se dedica a vender equipos para jugar a los bolos hasta que un día conoce a Ishmael, un religioso amish, que con el entrenamiento adeuado podría convertirse en uno de los mejores jugadores de bolos que existen aunque él mismo no lo sepa y a pesar de que su credo se lo prohíbe. Munson sabe que Ishmael, con el entrenamiento adecuado, podría tener la oportunidad de ganar una competencia de bolos con un premio de $ 1 millón de USD en Reno, Nevada, y, por supuesto, compartiría esta cifra con su mentor. Así que emprenden el viaje, rumbo al oeste de Pennsylvania.
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