Cuando se anunció esta película, hablada exclusivamente en latín y arameo, Mel Gibson tuvo la intención de lanzarla sin subtítulos, dejando que las actuaciones hablen por sí mismas. Sin embargo, los subtítulos se agregaron más tarde. Asimismo, afirmó que independientemente del costo del proyecto, esto sería bueno para el alma.
Debido a sus experiencias durante la producción de la película y su temática, muchos miembros del elenco y del equipo de filmación se convirtieron al catolicismo después del rodaje. Entre los que se convirtieron estaban Luca Lionello, un autoproclamado ateo enojado que interpretó a Judas Iscariote y un actor musulmán que interpretó a uno de los guardias torturadores.
Antes de que se lanzara la película, hubo críticas importantes del contenido antisemita percibido en la película. Una escena específica en la película percibida como un ejemplo de antisemitismo fue en el diálogo de Caifás, cuando dice "¡Su sangre está en nosotros y en nuestros hijos!", Una cita históricamente interpretada por algunos como una maldición tomada sobre por el pueblo judío. Ciertos grupos judíos pidieron que esto fuera eliminado de la película. Sin embargo, solo se eliminaron los subtítulos; el diálogo original permanece en la banda sonora hebrea. Gibson, en una entrevista, comentó:" Es un pequeño pasaje, y lo creo, pero no creo y nunca he creído que se refiere a judíos, y los implica en cualquier tipo de maldición. Está dirigido a todos nosotros, a todos los hombres que estaban allí, y todo lo que vino después. Su sangre está sobre nosotros, y eso es lo que Jesús quería. Pero finalmente tuve que admitir que decidó firmemente por mantenerlo, aparte del hecho de que es cierto, porque no quería dejar que otra persona dictara lo que podía o no podía decirse”.
Por lo general, tomaba más de 10 horas poner a Jim Caviezel en el maquillaje de azotado. En algunos de esos días, las condiciones climáticas resultaban inadecuadas para el rodaje. Para evitar pasar más horas para quitarlo y volver a aplicarlo al día siguiente, se lo dejaba y dormía con el maquillaje completo.
Mel Gibson invirtió poco más de 50 millones de dólares para la producción y publicidad de la cinta. El negocio fue tremendamente exitoso, dado que la cinta se convirtió en la más taquillera, con la clasificación R (o C, exclusiva para adultos) en la historia de Estados Unidos, recaudando poco más de 370 millones de dólares. A nivel mundial, supero los 600 millones de dólares.