Alguien tiene que ceder

Alguien tiene que ceder nos cuenta la historia de Harry Sanborn, un hombre maduro que huye de toda relación que suponga un compromiso a largo plazo. Se interesa por entablar relaciones con jovencitas a las que duplica o triplica la edad. Un fin de semana planea con Marin (Amanda Peet), su pareja, pasar unos días en la casa de playa de la madre de la joven. Pensaban que estarían solos pero Erica los sorprende con su presencia. El fin de semana da un giro inesperado cuando Harry sufre un grave infarto y la responsabilidad de cuidarlo sobrepasa a su joven pareja, por lo que su madre, Erica, termina haciendo de enfermera. Al principio, la relación entre enfermo y cuidadora es bastante tensa, pero con el paso de los días Harry descubre en ella muchas cosas ausentes en sus relaciones con veinteañeras, que hacen que comience a cuestionarse el estilo que hasta ahora lleva su vida y, por supuesto, se preguntará si Erica es o no la mujer con la que quiere pasar los días que quedan por vivir.