La cinta está basada en la novela Rosemary’s Baby, escrita por el autor norteamericano Ira Levin y publicada en 1967. La obra vendió poco más de 4 millones de copias, convirtiéndose en la novela de horror más exitosa de los años 60.
Según Mia Farrow, las escenas en las que Rosemary camina frente al tráfico fueron espontáneas y genuinas. Se dice que Roman Polanski le dijo que nadie golpearía a una mujer embarazada. La escena fue filmada con éxito con Farrow entrando en el tráfico real y Polanski siguiéndolo, operando la cámara de mano ya que él era el único dispuesto a hacerlo.
Ira Levin, escritor de la novela en la que la cinta se basa, ha asegurado que esta película es la adaptación más fiel de una novela que jamás haya salido de Hollywood. El director William Castle, productor de esta cinta, especuló que las razones de esto se debían a que era la primera vez que Roman Polanski adaptaba el trabajo de otro escritor, sin saber que tenía la libertad de improvisar en la historia del libro.
Roman Polanski dijo que trabajar con John Cassavetes no fue su mejor experiencia, asegurando que John no estaba muy cómodo con el papel. Según Mia Farrow, a Cassavetes le molestaba el método altamente estructurado de Polanski para filmar escenas, diciendo que prefería improvisar y un enfoque más libre. Finalmente, las tensiones aumentaron entre los dos debido a sus enfoques conflictivos sobre el cine. En una entrevista presentada en Criterion Collection, Polanski dijo que Cassavetes era un dolor de cabeza.
William Castle estaba convencido de que había una maldición de Rosemary's Baby. Pensó que los asesinatos de Sharon Tate y una infección del tracto urinario y varias otras dolencias y enfermedades que sufrió durante este período eran prueba de ello. Irónicamente, los productores de El exorcista (1973) y La profecía (1976) también pensaron que sus películas estaban malditas. Castle estaba tan asustado que el diablo estaba tratando de atraparlo durante este período que permaneció recluido durante varios años.