Cuando Jake LaMotta vio la película, se dio cuenta de la terrible persona que había sido y le preguntó inmediatamente a su esposa si de verdad había sido una mala persona, a lo que ella respondió: "eras peor".
Scorsese se encontraba en el hospital luego de una fuerte sobredosis a la cocaína. Robert De Niro fue a visitarlo, mientras estaba internado, para exigir que se parara de la cama y se pusiera a trabajar en la película biográfica de una estrella del box. Al principio, Martin se negó pero poco después aceptó el reto, regresando a la industria con una película que haría historia.
En la escena en que los personajes de Robert De Niro y Joe Pesci pelean, los golpes fueron reales.
Debido a que el filme era en blanco y negro, el chocolate Hershey's fue utilizado en lugar de sangra ficticia.
Robert De Niro leyó la autobiografía de Jake LaMotta mientras filmaba El Padrino II e inmediatamente pensó en Martin Scorsese para llevarla a la pantalla grande; le tomó cuatro años convencer al cineasta de sumarse al proyecto.