El castillo de la pureza

En el drama mexicano El castillo de la pureza, escrita y dirigida por Arturo Ripstein (Profundo carmesí), Gabriel Lima tiene una rutina muy estricta, basada en sus valores y temores. Dado que está convencido de que el mundo exterior, en la Ciudad de México, se acerca a la barbarie y no es un lugar seguro para su familia, decide encerrar, en su hogar, a su esposa Beatriz y a sus hijos Utopía, Porvenir y Voluntad. A lo largo de varios años, Gabriel ha impuesto una severa disciplina, educando el mismo a sus hijos y obligándolos a participar en la fabricación de un polvo raticida, mismo que sale a vender para mantenerlos. En caso de algún error, aunque sea el mínimo, Lima suele castigar a los miembros de su familia, encerrándolos en una pequeña jaula. Sin embargo, fuera de su hogar, Gabriel se deja seducir por sus deseos e impulsos, consume carne que prohíbe, se acuesta con prostitutas y hace proposiciones sexuales, demostrando la doble moral de su persona. Poco a poco, el frágil equilibrio emocional de la familia esta por llegar a su propio límite.