Esta serie documental profundiza en un caso impactante que ocurrió en 2010 en una comunidad estudiantil de Pensilvania. Se trata de la demanda que interpuso un joven de 15 años llamado Blake Robbins contra su escuela, pues los acusaba de haber instalado un programa de vigilancia en la laptop que le habían proporcionada para realizar sus tareas, pues este programa más allá de rastrear su actividad en línea se encargaba de tomar fotos de él sin su consentimiento y cuando justo ya estaba fuera del horario escolar. Blake se dio cuenta cuando los directivos de su escuela lo llamaron para reprenderlo, pues le mostraron una foto de él estando en su propio dormitorio. Más allá de las razones por las que lo hayan regañado, Blake vio sus derechos e imagen vulnerada, pues era un menor de edad que había sido espiado en secreto y un grupo de adultos tenía varias fotos de él estando en la comodidad de su hogar y habitación, por lo que decidió demandarlos por infringir sus derechos. La serie analiza cuáles son los límites de la privacidad y cómo una institución educativa a través de mecanismos tecnológicos puede vulnerar más a sus estudiantes que ayudarlos.