Danny McBride, el actor protagonista, fue el encargado de dirigir y producir cada uno de los episodios de la primera temporada de la serie.
Danny obtuvo la inspiración para el show después de mudarse a Charleston y ver cuán comúnes eran las iglesias en esa área.
Aunque el show se basa en los predicadores fraudulentos, el creador de la serie asegura que no es una crítica a la religión sino una crítica a esas personas que se aprovechan de la necesidad de otros.