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En esta cuarta temporada, Valeria ha logrado mantener una relación estable con Bruno, pues ya llevan un año saliendo y entre los dos existe bastante confianza y amor, pues Valeria no tiene que estar preocupada con juegos mentales o creyendo que la abandonará en cualquier momento. Sólo que al compartirle a su editora los nuevos aspectos de su vida se da cuenta que no hay esa chispa de la que estaba caracterizada, pues a pesar de la estabilidad y tranquilidad que siempre quiso en una relación, Valeria de igual manera ansía más. Mientras comienza a cuestionar a dónde va realmente su noviazgo, vuelve a sentirse confundida cuando se encuentra con Víctor, a quien no había visto en todo ese año ya que aún no se sentía lista y Lola se encargaba de no invitarlo cuando tenían una reunión con sus otros amigos, pero viendo a Valeria tan feliz con su nuevo noviazgo decide hacer una comida en la que Victor también es invitado. En esta reunión Valeria se dará cuenta cómo ha cambiado y también cómo sus mejores amigas de algún modo seguían en comunicación con él, ya sea por cuestiones de trabajo y a su vez han logrado forjar un lazo genuino de amistad con este hombre. Esto es algo que no ocurre con Bruno así que no sabe cómo sentirse al respecto. Por otro lado, Nerea comienza a vivir sola a pesar de que finalmente quiera compartir piso con su novia, pero dado a los modos y costumbres de Nerea, su novia prefiere que cada una tenga su espacio. En cuanto a Carmen, ser madre primeriza es todo un reto y cada día extraña más estar en la oficina, pero sabe que no puede tener ambas cosas mientras su bebé está en plena etapa de desarrollo, aunque terminará por ser sorprendida por Borja cuando éste le confiese algo. Lola y Rai siguen juntos, parecen estar ya afianzados, pero pronto Lola comenzará a notar su diferencia de edad con su pareja así que se preguntará si es correcto seguir con él. En esta temporada final, ¿Valeria logrará tener el amor que tanto ha deseado o ¿a quién elegirá su corazón y razón?
