En 1981, John Z. DeLorean fabricó uno de los autos más extravagantes. Lo bautizó con su apellido, que era también el nombre de su empresa
The New York Times lo describió como un personaje anómalo en una industria dominada por ejecutivos encorbatados.
Llegó a trabajar para Chrysler, Packard y General Motors. También ocupó cargos como director general de Pontiac, división de GM.
Ronny & The Daytonas se puso en contacto con la compañía para pedir permiso para grabar una canción en homenaje al coche. A DeLorean le encantó la idea, y puso a su hombre de publicidad, Jim Wangers, a escribir la letra. El single llegó al número cuatro en la lista de Billboard en 1964.
Cristina Ferrare, esposa de DeLorean, era 25 años más joven que él cuando se casaron.