La actriz de la época de oro de Hollywood, Gloria Grahame (Annette Bening), quien fue conocida por ser femme-fatale en películas de corte noir, se encuentra en un teatro de Lancaster, Inglaterra, preparando una obra de teatro donde será la protagonista. Es el año de 1981 y Grahame es famosa por ser una diva intratable en cualquier set que pisa. De pronto, antes de que empiece la función, Gloria sufre un colapso y se desmorona en terribles dolores. Continuando con la actitud de diva, Gloria no acepta que la lleven al hospital y a cambio exige que su joven examante, el actor Peter Turner (Jami Bell) vaya por ella y la lleve a su casa familiar en Liverpool.
El joven Turner acepta y durante el viaje habrá una serie de flashbacks que nos llevarán a rememorar la relación entre el actor y otra mujer fatal del cine.
Paul McGuigan (Sherlock) dirige Las estrellas de cine nunca mueren, cuyo guión ha escrito Matt Greenhalgh (Mi nombre es John Lennon), basándose en las memorias de Peter Turner y en la apasionada relación que mantuvieron ambos actores. El reparto lo conforman Annette Bening (Los niños están bien), Jamie Bell (Billy Elliot) y Julie Walters (Las chicas del calendario).
El amor no conoce edades
por Octavio Alfaro