Antes de convertirse en actor, Emilio Bardi trabajó desde los 12 años en una fábrica de galvanoplastia. A los 16 años se interesó en el canto, pero como no tenia medios para pagar un profesor particular, se inscribió en la Casa de la Cultura de Ramos donde la directora, Beatriz Moldavsky, lo puso como la primera voz del coro. Un día de casualidad, empezó a estudiar teatro con el director Edmundo Chacour y pronto formó una prospera carrera en los escenarios. Fue en los años ochenta que incursionó en televisión y cine y que su reputación como interprete de villanos se empezó a hacer conocida. Dentro de sus proyectos destacados se encuentran Cenizas del paraíso (1997), Comodines (1997), La fiebre del loco (2001) y El elegido (2011). En 2020 formó parte de la cinta de Nacho Aguirre Lleno de ruido y dolor, en la que un grupo de bandidos se unen para robar un banco sin medir ...
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