La fiebre de Minecraft llegó para quedarse y, con el éxito de Una película de Minecraft, ya nadie quiere quedarse fuera del universo cúbico más famoso del mundo. Con Jack Black y Jason Momoa como protagonistas, esta adaptación cinematográfica ha hecho reír tanto a fanáticos como a quienes jamás han tocado un bloque en su vida. Las aventuras repletas de pixeles, los guiños al videojuego y el humor de los actores hicieron que la cinta conquistara tanto a niños como adultos.
Pero como ocurre con todo buen fenómeno, los fans no se conforman con una sola entrega y ya están pidiendo una segunda parte. Y como soñar no cuesta nada, algunos creativos han comenzado a imaginar cómo sería si los personajes más queridos de Latinoamérica se unieran a esta aventura. Por supuesto, no hay nadie mejor para representar a nuestra región que toda la pandilla de El Chavo del Ocho.
El Chavo del 8
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Así luciría el Chavo, con su clásico gorrito a cuadros, su camiseta con rayas, pero todo en bloques. En lugar de estar dentro de su barril, lo veríamos caminando por una calle de Minecraft iluminada por luces de neón, como si hubiera sido transportado a una especie de metrópoli. Seguro estaría buscando una torta de jamón entre cofres de esmeraldas.
Quico
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Quico es, sin duda, el mejor de todos en esta versión digital. Su traje de marinero y su gorro amarillo están perfectamente recreados en bloques, y lo vemos jugando con una pelota redonda. Este detalle que llama la atención, ya que en Minecraft no existen las figuras circulares, por lo que podría tratarse de un glitch.
La Chilindrina
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No podía faltar la niña más traviesa del vecindario. La Chilindrina aparece con su vestido verde y su cárdigan rojo, perfectamente delineados en forma cúbica, todo con una sonrisa pícara. Pero lo mejor de todo es el fondo, donde se aprecia un volcán en erupción, como si sus travesuras hubieran activado un desastre natural.
Ñoño
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Si hay alguien que no podía faltar es Ñoño. Este personaje tan entrañable aparece dentro de una villa de Minecraft, comiéndose unos tacos. Sus cachetes se han vuelto cuadrados, pero con su overol rojo y su blusa amarilla, Ñoño es inconfundible.