El monstruo de Frankenstein es uno de los personajes más icónicos de la literatura y del cine, pero lo que muchos recuerdan de su representación en la pantalla no se parece en nada a la creación original de Mary Shelley. Desde su apariencia física hasta su personalidad, las adaptaciones cinematográficas han transformado al personaje de formas que lo hacen casi irreconocible respecto al libro publicado en 1818.
Y como Mary Shelley creó un personaje trágico y complejo que iba mucho más allá de los clichés del cine de terror, aunque la versión cinematográfica ha marcado la cultura popular, aquí te daremos 5 enormes diferencias entre el monstruo del cine y su verdadera esencia es más profunda, inteligente y dolorosamente humana.
5 diferencias enormes entre el monstruo de 'Frankenstein' del libro y el del cine
Su apariencia física
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En las películas clásicas de Universal, el monstruo es verde, de piel arrugada y con tornillos en el cuello. En la novela, no hay mención de color verde ni de tornillos sino que el monstruo tiene piel amarillenta, ojos profundos y pelo negro como una apariencia mucho más humana y aterradora en su realismo gótico que en la caricatura popular del cine.
Inteligencia y elocuencia
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El monstruo de Shelley es extremadamente inteligente, aprende a hablar y leer por sí mismo, además de desarrollar una profunda comprensión del mundo y de las emociones humanas. En las películas, especialmente las más famosas, se le representa como casi mudo y torpe, reduciendo su complejidad intelectual a un simple ser que gruñe y da miedo.
Un ser sensible repleto de emociones
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Además, en la novela el monstruo siente dolor, soledad y una intensa necesidad de amor y aceptación. Sus actos violentos surgen de la desesperación y el rechazo constante. Por el contrario, en el cine suele ser retratado como un ente violento desde el principio, con pocas motivaciones humanas claras.
Su relación con Victor Frankenstein
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En el libro se muestra una relación compleja entre creador y creación cuando el monstruo confronta a Victor con dilemas morales, culpa y responsabilidad. Las películas, en cambio, tienden a simplificar esta relación, enfocándose en el monstruo como villano que amenaza al mundo exterior más que como víctima de su propio destino.
El rigen y contexto de la creación
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Por último, tenemos que Shelley describe un proceso científico y casi filosófico para la creación del monstruo, explorando las consecuencias éticas de jugar a ser Dios. Las adaptaciones cinematográficas tienden a omitir o simplificar estos detalles, presentando la creación como un experimento más sobrenatural, dejando de lado la crítica social y moral del libro original.