Para ver en HBO Max: la miniserie de 8 episodios con el misterio más oscuro, filosófico y perturbador
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

Son solo ocho episodios, pero esta serie se siente como un viaje largo y denso. Un descenso a lo más profundo del alma humana, donde el mal no se mide por los cuerpos, sino por las cicatrices invisibles que deja.

HBO Max se ha convertido en una auténtica mina de oro para los amantes de las buenas historias. Ahí están los mundos devastados por hongos mutantes en The Last of Us, la intriga política y los dragones de Game of Thrones, o la magia fascinante del mundo Harry Potter que nunca pasa de moda. La plataforma es el tipo de lugar donde hay de todo y para todos.

Pero entre zombies y brujas, hay una serie joya de apenas ocho episodios que muchos pasaron por alto o no se atrevieron a ver completa. No es de esas aburridas, sino de las que se te queda en la cabeza por varios días, dando vueltas en silencio. Es una historia policial pero que se atreve a ir mucho más allá, explorando el mal, el tiempo y el peso que cargan las personas que miran demasiado de cerca al abismo.

El misterio más humano

True Detective no es una serie cualquiera. Es una antología, lo que significa que cada temporada cuenta una historia diferente, con un nuevo reparto y tono propio. Pero la esencia es siempre la misma: mostrar cómo una investigación puede desenterrar mucho más que un crimen. Porque en True Detective los monstruos no solo están en la escena del crimen, también viven dentro de las personas que los persiguen.

La primera temporada, considerada por muchos una obra maestra del género, se sitúa en Luisiana, en 2012. Dos detectives, Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Martin Hart (Woody Harrelson), son interrogados sobre un caso sin resolver de 1995. Lo que sigue es una historia llena de saltos temporales, revelaciones y conversaciones que se sienten más filosóficas que policiales.

Rust y Marty son polos opuestos: uno, un idealista cínico obsesionado con el sentido de la existencia. El otro es un hombre que lucha contra sus propios demonios mientras intenta mantener su vida familiar a flote. Juntos representan esa dualidad eterna entre la luz y la sombra.

El caso que nunca muere

A simple vista, el caso que investigan parece tener un responsable claro. Pero como toda buena historia de HBO, las cosas no son tan simples. Lo que empieza con un cuerpo hallado en medio del campo termina destapando una red de corrupción, rituales antiguos y oscuros secretos del poder.

Cada episodio está cargado de simbolismo: dibujos, coronas de espinas, máscaras, cruces, y un misterioso culto que podría estar detrás de todo. La dirección, a cargo de Cary Joji Fukunaga, convierte cada plano en una pintura inquietante, y la banda sonora es puro hipnotismo.

Lo que hace tan perturbadora a True Detective es su capacidad para mezclar el género policial con una reflexión casi existencialista. Rust Cohle dice cosas que suenan a un filósofo pero en versión sureña, y entre cerveza y cigarros suelta frases que te hacen detener el episodio solo para pensarlas. Y de pronto, te das cuenta de que la serie no solo habla de un crimen, sino del eterno ciclo de destrucción y redención que define a la humanidad.

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