La obra que está sorprendiendo a la crítica con una visión tan desconcertante que muchos ya la llaman la película del siglo. Un viaje visual y emocional que desafía el tiempo, la memoria y la realidad, y que podría cambiar cómo entendemos el cine.
La ciencia ficción del siglo XXI ha impulsado algunos de los experimentos narrativos y sensoriales más audaces del cine contemporáneo. Obras como Under the Skin de Jonathan Glazer, Dune de Denis Villeneuve o Ex Machina de Alex Garland han demostrado que el género puede explorar territorios íntimos sin perder ambición conceptual, ya que expanden los límites de lo fantástico al mismo tiempo que apelan a emociones profundas a través de atmósferas inquietantes y reflexiones existenciales.
La película de ciencia ficción que podría eclipsar a todas: la crítica ya la llama la obra del siglo
Otros filmes como Primer o Coherence han apostado por estructuras temporales imposibles, fracturas lógicas y relatos que exigen al espectador una participación activa. Lo que une a estas producciones es su capacidad para desafiar la percepción, para convertir lo extraño en una forma de belleza y para situar a la ciencia ficción como un espacio donde lo humano se confronta con lo desconocido. En esa tradición, pero llevándola mucho más lejos, emerge una película que la crítica ya describe como un acontecimiento cinematográfico.
Esa película es Resurrection, la nueva obra del director chino Bi Gan, que ha desatado reacciones desbordadas en festivales internacionales. Aunque su paso por el circuito ha sido discreto, ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes y llegó a nuestro país en octubre pasado en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia. Una gran parte de las críticas recopiladas en los últimos meses coinciden en que se trata de una experiencia irrepetible, una obra que debe verse para creerse y que redefine la forma en que el cine puede representar la percepción y la conciencia.
Un mundo sin sueños: la premisa de ‘Resurrection’ que está maravillando al público
Ambientada en un futuro donde la humanidad renunció a la capacidad de soñar a cambio de la inmortalidad, Resurrection construye un relato que oscila entre la fantasía, el desconcierto y la fragilidad humana. La película explora temas como la memoria, la identidad, la muerte y la lucha entre la imaginación y la realidad. Más allá del argumento, lo que ha cautivado a la crítica es la forma en que Bi Gan utiliza el cine como un lenguaje que revela mundos interiores, como si cada encuadre fuera un portal hacia un estado emocional distinto.
Críticos y espectadores han reaccionado con entusiasmo electrizante. Comentarios como “película del año, de la década o del siglo” se multiplican en redes sociales, acompañado de elogios que hablan de “una experiencia trascendente”. Algunos la describen como el tipo de cine por el que vale la pena ir a las salas, mientras que otros aseguran haber sentido que su alma levitaba de principio a fin: “Su carácter enigmático, combinado con sus espectaculares efectos visuales, puede dejar a algunos espectadores agnósticos. Sin embargo, es una auténtica obra de arte”, escribió el aclamado crítico británico Peter Bradshaw en The Guardian.
‘Resurrection’: una experiencia desconcertante que reta al espectador
El filme está escrito y dirigido por Bi Gan, conocido por Largo viaje hacia la noche, y protagonizado por Shu Qi en el papel de Miss Shu, una mujer que descubre que ciertos individuos aún pueden soñar y están alterando el tejido del tiempo. Ella decide adentrarse en los sueños de uno de ellos, dando forma a una historia articulada en capítulos que amplifican su intención de ser un rompecabezas emocional. La apuesta narrativa es compleja a propósito: Bi Gan invita a perderse para luego revelar destellos de sentido.
Su mayor crítica es también uno de sus mayores halagos: la película puede resultar extremadamente desconcertante. Aquellos que esperan una narrativa tradicional pueden salir confundidos, pero quienes aceptan el desafío encuentran una experiencia que se siente como un sueño lúcido, un recordatorio ardiente del poder de imaginar. Todo apunta a que muy pronto esta joya oculta dejará de ser un secreto y llegará a las salas mexicanas durante el primer semestre de 2026, impulsada por la distribución de Somos Piano.